agosto 15, 2010

Anécdota:El resultado de mi ignorancia [Parte I]

[Había querido contar esta historia, lo he e estado pensando y decidí no pensarlo demasiado y escribirlo de una buena vez aquí. Anteriormente lo traté de hacer pero el bló de myspace borró toda mi historia y me rehusé a escribirla nuevamente. Luego de año y medio, he aquí...]

Esta historia es de como estúpidamente perdí a unas de mis mejores amigas y hasta la fecha pienso «¿Cómo si quiera pudieron considerarme su mejor amiga y no me han perdonado?» Pero la cuestión aquí es que no está del todo en sus manos su perdón, sino en su mamá. Trataré de hacer esto lo más conciso que pueda.

[Supongo que ellas no se quedarían en mi "Tren de vida" por largo.]

25 de Junio 2009. 

Recuerdo que fue esa fecha  -porque es el cumpleaños de un amigo, y también lo recuerdo porque ese día murió Michael Jackson.- Mis amigas (eran hermanas) me habían invitado a un concierto de opera de un amigo de ellas. Acepté la invitación y llegué a su casa para que nos arregláramos juntas y de una vez irnos. Recuerdo que, había una caja enorme llena de zapatos y de polvo en el cuarto de la hermana grande.

  Ya arregladas, partimos para la el lugar, nos sentamos  y disfrutamos del evento. Habíamos pasado un buen rato, uno de los mejores. Me gustaba andar con ellas porque hacían cosas de las que normalmente no haría con mis demás amigos, y a ellas les gustaba andar conmigo por mi falta de escepticismo. Habiendo terminado el evento me quedé en su casa a dormir para pasar el día siguiente con ellas. 

Yo me quedé a dormir en el cuarto de la hermana grande, donde estaba la caja de zapatos. Nos acostamos a las 12 A.m más o menos. Yo pasé la peor noche, no podía dormir, y cuando lo había logrado creo que fueron muy pocas horas de sueño y para mi desgracia, respirar el polvo de la caja de zapatos toda la noche me enfermó. Recuerdo que estaba despierta a las 5 am con el dolor de cabeza más feo que pude haber tenido, sentía que me pesaba porque no me podía levantar; tenía sed y muy congestionada la nariz; Esperé. Seguí despierta hasta las 7 y me sentía igual, no pude dormir ni 10 minutos. Mi problema es que no podía ir a pedir una pastilla o algo que me aliviara el dolor porque todos estaban dormidos y sabía que lo único malo de quedarse a dormir allí ese día era que ellos se levantaban demasiado tarde. Pero seguí esperando, esperando a escuchar pasos, o alguien despertándose.  Al fin, luego de saber ni cuántos interminables minutos, oí a alguien y como pude me levanté con mi cabeza que me pesaba. Abrí la puerta y allí estaba la mamá -vi el cielo abierto- caminé hacia ella y le pregunté si tenía algo para la cabeza porque me dolía mucho. Me dio unas dos pastillas de Tylenol.

La mamá era -es porque no se ha muerto- una persona muy agradable, muy devota a su religión, amorosa y protectora.  Luego de haberme tomado las pastillas, ella se ofreció llevarme a mi casa, yo con pena le dije «Muchas gracias». 

Como la casa de ellas quedaba a 10 km de la mía, era un camino largo, y estuvimos platicando de que sus hijas -mis amigas- se habían enfermado así de feo también; de los medicamentos que les había dado etc. De una cosa a otra, ella me contaba de que aquí por donde vivíamos ya no le parecía tan frío como era antes, que le gustaría irse a un lugar así como Quetzaltenango. También me contó que ella tenía ''una idea'' de vivir alejada de la ciudad y en una comunidad católica donde se cosechara la comida -rápidamente pensé en los Amish por un momento pero no fue así como me lo asimiló; dijo que le gustaría mucho algo así, porque se oía de que el 'Anticristo' ya venía, que no faltaba mucho. 

Yo no dije nada sobre su idea, al contrario, me pareció simpática. Yo también soy católica pero no soy muy devota porque tengo hasta mi propia ideología. Y admito y confieso, no he leído la biblia y no he tenido deseos de hacerlo, una vez intenté pero sólo de ver que el grosor de las hojas eran demasiado delgadas al de un libro normal, ya no quise. Así que sí, mi ignorancia ya no me hizo tan feliz.

Cuando me mencionó al Anticristo, yo le abrí mi pequeño cerebro de pollo: le dije que para mi, ÉL me parecía una tontera, que se me hacía que era un señor loco diciendo cosas y hasta allí llegó. No me acuerdo de qué más me habló sobre las personas que no creían en Dios, sobre la gente que blasfemaba. Para eso ya estábamos en mi casa. Le dije y le repetí demasiadas veces que le agradecía todo, también me regaló otras pastillas que dijo que me las tomara  dos veces al día. Y se fue...Para siempre. 


[Espere la parte II]

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