octubre 18, 2010

Marlboro morados.

Volví a tener otro sueño donde yo fumo.

Yo salí de la casa de mi abuela ( al menos así se entendía) y yo le quitaba un Marlboro morado, sí, morado. Pero no era un cigarro era un puro. Ya estaba a la mitad y lo agarré, mi hermano también tomó uno pero completo. Luego él y yo nos subimos al Pick-Up de mi papá. No sé a dónde nos habremos largado. En el camino recuerdo que trataba de darle grandes jalones al puro y por más que fumaba sentía algo extraño en mi abdomen, sin embargo, el puro no se había disminuido en lo más mínimo.

Mi hermano me dejó con una amiga, Marielle. Yo le dije ''Mirá que tengo, un marlboro morado''. Ella lo vio muy contenta diciendo que esos eran ricos, lo tomó y se lo terminó.

octubre 13, 2010

15

Dichosos aquellos que logran enamorarse fácilmente, porque de ellos es el corazón sin rencor; uno que sabe olvidar y por más grande que sea el sufrimiento, o cuantas veces se lo hayan roto; sabe amar.

Dichosos aquellos fuerte de carácter, porque logran sonreír en los momentos de desamparo, salir de las peores situaciones y mantener una actitud positiva frente a sus realidades; dichosos porque saben mantenerse en pie. 

Dichosos todos esos que creemos débiles, porque logran encontrar la felicidad de cualquier manera.

Y dichosos aquellos soñadores, porque ellos convierten nuestra realidad, transforman nuestros miedos y somos sustentados de sus ideas e inspiraciones.




octubre 11, 2010

Me persiguen las piñatas.

Era tal vez otra época, o estaba en otra ciudad; tal vez un pueblo. Pero de lo que estaba segura, yo saltaba de casa en casa sobre techos tejados, escapando.

Escapaba de un animal robusto y cuernudo; su piel tapizada de papel de china y de apariencia similar a la de un cuadro cubista: Una piñata de toro me perseguía.

Yo sólo recuerdo, mis saltos eran similares a los de un baletista, estirando bien las piernas para lograr más distancia y menos velocidad.

El toro me perseguía por las calles, pero cuando pudo él saltó a los techos para poder atraparme.

ya lo había perdido de vista, cuando sin pensarlo, dejé de saltar. Di un vistazo hacía arriba y me encontré en una torre, de papel toilett. 

Empecé a escalar, pero no avanzaba, cada rollo de papel toilet se caía cuando trataba de subir más. Entonces decidí saltar sobre cada uno como cabra de los Alpes. 

Pero me caí y no se miraba nada más, sólo mi caída.

Lo último que recuerdo es que caí sobre algo suave (y no era papel toilett)


octubre 10, 2010

A ver si eres tan bueno

Adivina quien tiene frío... Adivina quién está aquí; a quién crees que has olvidado.. Adivina quién soy.


[No es una pregunta]