octubre 11, 2010

Me persiguen las piñatas.

Era tal vez otra época, o estaba en otra ciudad; tal vez un pueblo. Pero de lo que estaba segura, yo saltaba de casa en casa sobre techos tejados, escapando.

Escapaba de un animal robusto y cuernudo; su piel tapizada de papel de china y de apariencia similar a la de un cuadro cubista: Una piñata de toro me perseguía.

Yo sólo recuerdo, mis saltos eran similares a los de un baletista, estirando bien las piernas para lograr más distancia y menos velocidad.

El toro me perseguía por las calles, pero cuando pudo él saltó a los techos para poder atraparme.

ya lo había perdido de vista, cuando sin pensarlo, dejé de saltar. Di un vistazo hacía arriba y me encontré en una torre, de papel toilett. 

Empecé a escalar, pero no avanzaba, cada rollo de papel toilet se caía cuando trataba de subir más. Entonces decidí saltar sobre cada uno como cabra de los Alpes. 

Pero me caí y no se miraba nada más, sólo mi caída.

Lo último que recuerdo es que caí sobre algo suave (y no era papel toilett)


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